Posted on febrero 11, 2017, 4:47 pm
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El anonimato, sumado al contacto constante y directo con otros seres humanos, puede dar como resultado grandes relaciones, pero también puede devenir en horribles experiencias.
Los juegos online (además de las propias redes sociales, foros y demás medios de comunicación a través de la red) son escenarios perfectos para este tipo de actitudes y comportamientos dañinos.

Y es que, además de las características anteriores, los juegos online añaden un componente que no se encuentra en las páginas de Internet: el elemento competitivo. En los juegos competitivos multijugador se deben poner en marcha aspectos como la cooperación, la comunicación o el trabajo en equipo para logar un correcto desempeño de cada uno de los miembros del team. Un juego online competitivo, además de la cooperación, requiere de la capacidad de afrontar la derrota, y este es precisamente el aspecto en el que estos jugadores tóxicos fallan. La derrota o la posibilidad de la misma son un factor más en todo juego competitivo. Por más buenos que seamos, por más bien que juguemos, siempre habrá partidas que se pierdan, por el motivo que sea. Ante esta situación el jugador tóxico opta por la negación, el reparto de culpas y un flagrante despliegue de ira hacia sus compañeros, en pos de tapar las inseguridades provocadas por la derrota.

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Se puede perder una partida por motivos ajenos a nosotros, sin embargo, incluso cuando no sea culpa de uno, una actitud tóxica, insultar y humillar a un compañero jamás va a beneficiar al equipo. Y eso, en el fondo, los jugadores tóxicos ya lo saben. Porque cuando un jugador comienza a insultar, humillar o a reírse de sus compañeros, no lo hace para ganar, ya no le importa en absoluto el resultado de la partida, lo hace para liberar la ira y las inseguridades que la situación le ha provocado; lo hace porque repartiendo culpas puede librarse él de su responsabilidad en la partida; y lo hace porque cree que eso lo hace sentir mejor, cuando en realidad no está trayendo más que infelicidad y sufrimiento, para él y para sus víctimas.

Los juegos multijugador online competitivos son el caldo de cultivo para este tipo de personas con comportamientos tóxicos, nocivos o directamente agresivos. Las situaciones que estos sujetos provocan no distan tanto de las que se dan en un caso de acoso; sin embargo, en lugar de centrarse en una sola víctima, estas personas reparten sus acciones en cada sujeto que se cruce por su camino.

Es importante ser conscientes de la existencia de este tipo de personas en la red, y de jugadores en los mundos online en particular. Aquellos que insultan, que ironizan, que tratan de humillar o que amenazan, en ningún momento pretenden ser constructivos, su objetivo es dañar a cualquiera; no aportarán nada al equipo o a la partida, nada más que ira o rabia. Por ello, si nos encontramos en el papel de víctima, lo mejor es ignorar y reportar tras la partida. Si nos encontramos en el papel de espectadores tenemos que encontrar el valor de dar un paso al frente y señalar al agresor, proteger a la víctima y denunciar tras la partida. Acabar con estos comportamientos no puede ser responsabilidad exclusiva del agredido. Todos aquellos que seamos testigos de este tipo de comportamientos tenemos la obligación moral de apoyar a la víctima y denunciar a aquella persona que está intentando dañar a otros. Solo así, a través de la solidaridad y la empatía, podremos conseguir que estos casos se minimicen hasta quizás, algún día, desaparecer.