Ubisoft es como una expareja; si te dice que ha cambiado, puede ocurrir lo siguiente: creértelo y que sea así…o bien creértelo y que vuelva a colártela. Y Assassin’s Creed es el vivo ejemplo de ello.
Seamos claros: esta saga es una ruleta rusa. Y no me refiero a los famosos bugs que tanta gracia nos hacen (God bless you for the memes), sino a que tanto historia como personajes pueden llevarte al cielo o al infierno; pasamos de un Ezio “En ese carisma me maté yo” Auditore a un Connor (nunca aceptó el apellido de su padre, dejad de llamarle Connor Kenway, por favor) completamente plano. Se han desaprovechado marcos históricos con muchísimo juego (no miro a nadie, mr. Unity)…Y, pese a todos sus altibajos, es una saga que siempre tendrá un hueco en mi corazón.
Menos la película, pero de eso ya hablaremos más adelante.
Comencemos con la historia base: el drama de siempre. Si en Shakespeare fueron los Capuleto y los Montesco y en Civil War Capitán América y Iron Man…en Assassin’s Creed son los Asesinos y los Templarios. El eje principal de la historia es Desmond, quien desciende de un ilustre linaje de asesinos pertenecientes a la Hermandad. Gracias a él y al Animus, viajamos en el tiempo con un objetivo muy concreto: encontrar el Fruto del Edén antes de que lo hagan los enemigos; este otorga un poder sobre la humanidad a su portador, permitiéndole cambiar el rumbo de los acontecimientos.
Esto es lo que hay en común; de juego a juego varían tanto los escenarios como los personajes principales y es ahí donde, a mi parecer, se crea una maravilla o un desastre (lo siento, soy de las que tienden a valorar más una buena historia que un buen diseño de personajes).
Suele decirse que las segundas partes nunca fueron buenas. Bien, pues a nivel personal…Assassin’s Creed es la excepción que confirma la regla, siendo el arco de Ezio el mejor bajo mi punto de vista. Aquí incluyo Assassin’s Creed II, Brotherhood y Revelations, dado que los tres siguen la historia del mismo personaje. Quizás sea el último el peor valorado de los tres, pero poniéndolo en un contexto general, comparándolo con los otros juegos de la saga, no se convierte en un ocaso (al contrario que lo que ocurrió con los siguientes). Es la trilogía a la que más cariño le guardo y más tiempo he dedicado de toda la saga. Por el contrario, encontramos que los últimos juegos (no me atrevo a hablar del Syndicate; lo poco que lo he jugado ha sido gracias a ir de acoplada a casa de una amiga) se han convertido en una especie de mano negra para la franquicia, siendo en muchas ocasiones las side stories (como Liberation) bastante mejores que los juegos principales.
Bien, ahora hablemos de las adaptaciones; esta saga se ha llevado a la novela, al cómic y a la gran pantalla. Las novelas de Assassin’s Creed se pueden resumir en esto: Sientes que estás leyendo el juego, literalmente. Las conversaciones, los paisajes, los pensamientos internos…son prácticamente los mismos que puedes encontrar en el juego (son una opción asequible para aquellos que no puedan permitirse el juego ni tienen un amigo al que acoplarse para jugarlos). El cómic, por desgracia, no lo he leído, pero en cuanto lo haya hecho tendréis mi opinión.
Y llegamos a la película.
Creo que fue un insulto al espectador. Fui a verla muy ilusionada (Michael Fassbender es un gran admirador de Assassin’s Creed, como Ryan Reynolds de Deadpool, por lo que pensé que estaría a la altura), pese a que varias personas de mi entorno me decían que no derrochara el dinero en esa película, e inocente de mí que fui sin carnet de estudiante y sin ser el día del espectador. Fuimos tres personas: los dos que habíamos jugado a los juegos casi nos quedamos dormidos, el que no sabía nada de la saga no comprendía muchos de los conceptos que en la misma se expone. Y ese es a mi parecer uno de sus mayores errores; ni está hecha para los fans de la saga ni para aquellos que no la conocen. No explican (y si lo hacen, vagamente) términos como el efecto sangrado, la rivalidad entre templarios y asesinos, la utilidad del Fruto del Edén etc…Por no hablar del Animus ni de los giros argumentales completamente gratuitos y absurdos, o los “momentos humorísticos” que quedan en un mero intento. Lo peor es que seguramente, tal y como cerraron la película, haya una segunda parte. Quizás sea como el juego, pero no pongo todas mis expectativas en una mejora.