Es difícil hablar de mí sin hablar de videojuegos, aunque nunca me ha gustado competir contra nadie que no fuera un npc. Siempre he tenido la cabeza llena de fantasías, y desde niña veía que la manera mas cercana a vivir una vida que no fuera la mía, eran los videojuegos. Aprovechaba cualquier oportunidad que tenía para jugar a cualquier juego que me hiciera sentir parte de un sueño. Siempre en consolas, sola y metida en mi mundo. Creo que mi primera consola fue la Megadrive, seguida poco después por la Snes, mi padre solía llevarme a las recreativas también.
Muchísimo tiempo después, cuando acababa de jugar la saga de Mass Effect, pensé… Y si en lugar de solo jugarlos pudiera hacerlos? Y ahí fue cuando me metí a estudiar desarrollo de videojuegos, porque era lo más cercano a crear mi propio mundo que podía existir. Yo vivo de fantasías y los videojuegos viven de crearlas para que otros puedan vivirlas.
Fue entonces cuando conseguí mi primer ordenador decente de verdad, descubrí que una manera fantástica de desconectar del estrés de hacer juegos era matar Zombies en el Left 4 Dead con mi mejor amigo, era la primera vez que jugaba con alguien. (Me encantan los Zombies.) De ahí me llevaron al Lol y del Lol me pasé a Overwatch porque pegar tiros me va bastante más ¿Por qué Overwatch? Porque la representación femenina del juego me fascina, y estaba D.Va que representa todo lo que me gustaría ser como jugadora. Nunca me había sentido tan cómoda con las habilidades de un personaje, hasta el punto de que en la Season anterior llegué a ser la 13 Mejor D.Va de Europa por Score Total.
Me propusieron entrar en el equipo, y pensé, si me dejan seguir jugando a mi personaje y competir con ello podría ser divertido.
Cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que la mayoría de cosas buenas de mi vida, me las han traído los videojuegos, no se si es algo bueno, pero sé que mientras un proyecto esté relacionado con videojuegos, me lo pasaré bien, aunque no sea fácil.