A muchos hombres no les gusta que las mujeres sean fuertes. Esta triste realidad es algo que podemos apreciar no sólo en nuestro día a día, sino también en los videojuegos. Muchos hombres no nos quieren de protagonistas, no quieren una mujer que sepa valerse por sí misma. Estos hombres nos quieren bonitas, indefensas y en apuros. Quieren que seamos el premio por vencer a un final boss, la princesa que necesita ser rescatada. Es por ello que, cuando aparece una mujer que se salva a sí misma, los foros empiezan a arder con comentarios en contra de esa mujer que no necesita la ayuda masculina.
Tenemos, como caso más reciente, el de Aloy, protagonista de Horizon Zero Dawn, uno de los títulos más esperados de este mes de marzo para PS4. Aloy es una guerrera, es fuerte, se vale por sí misma. ¿Cuál es el problema entonces? Que no es, para muchos, bonita. Tiene unos rasgos atractivos, pero no es una belleza clásica. Tiene buen cuerpo, pero no viste con ropas ceñidas, y hay hombres a los que esto no les gusta. Si hay una mujer en los videojuegos, que sea guapa, que tenga buenas tetas y buen culo, y que sus atributos estén a la vista. Una mujer así, vale. Una mujer como Aloy, no.
Esto se debe a que el papel de la mujer en los videojuegos ha sido, durante mucho tiempo, el de un mero accesorio del protagonista (o premio, como se ha dicho anteriormente) para el disfrute personal de los jugadores masculinos. Dicho con otras palabras: las mujeres estamos para recrearles la vista.
Esto las grandes compañías lo saben, y es por ello que títulos protagonizados por mujeres tienen que superar muchas más dificultades que aquellos protagonizados por hombres para ver la luz, porque saben que el jugador masculino no los querrá.
Pero, si tenemos en cuenta que prácticamente la mitad de jugadores son mujeres, ¿Por qué se discrimina de esta manera la figura femenina? ¿Por qué duele tanto una mujer protagonista que no cumple los “requisitos estéticos” tradicionales?
Es hora de que el mundo asuma que las mujeres también podemos ser heroínas, guerreras, soldados y hechiceras. Las mujeres podemos ser igual que el mejor de los hombres protagonistas. No somos un adorno, ni en la vida ni en los videojuegos. Somos iguales que los hombres, ni más ni menos.